La suspensión de la actividad escolar y el reciente estado de alarma provocados por la irrupción del coronavirus han obligado a empresas y a autónomos a instaurar la modalidad de teletrabajo. Trabajar desde casa tiene importantes ventajas en cuanto a la libre disposición del tiempo, la propia organización del trabajo, la dosificación y la flexibilidad. Sin embargo, también tiene inconvenientes. Sin ir más lejos, la dificultad para concentrarse, la facilidad de distracción o la mimetización de la vida familiar con la laboral. Desventajas que impiden la adecuada organización en la casa.
Esto último es especialmente complicado si tenemos hijos o niños a nuestro cargo. Si en la rutina en general es esencial llevar una organización y una planificación del tiempo, lo es más aún en el caso de convivir con niños y compaginar el trabajo con su cuidado. Conscientes de la dificultad que entraña, y lejos de tener la receta milagrosa para afrontar estos problemas, en este artículo sí queremos aportar una serie de pautas para intentar concilicar la vida laboral y personal en el domicilio en el caso de tener niños. No son la panacea, pero sí una guía orientativa de cómo compaginar mejor el teletrabajo con ser padres o cuidadores.
Lo primero: aceptar que no podemos con todo
Algo que se debe tener claro es que hay que aplicar, en la medida de lo posible, unas medidas uniformes para todos. Tanto niños como mayores deben seguir unas reglas similares en cuanto a distribución del tiempo y hábitos en la casa. Todos vamos a teletrabajar. Nosotros dedicándonos a nuestras obligaciones laborales y ellos a las escolares. Obviamente, en el caso de los niños pequeños esta labor se complica. Y las empresas y las escuelas deben ser conscientes de que los padres no pueden llegar a todo. Deben relajar sus exigencias y entender que vivimos una situación excepcional.
La organización en la casa es útil hasta cierto punto. Tal y como asegura el psicólogo Álvaro Bilbao, «hay que ser sensatos y entender que los trabajadores no pueden trabajar tanto, los niños no pueden aprender tanto y los padres no pueden hacerlo todo». «Ocupémonos de los niños primero y hagamos lo que podamos con el trabajo y los deberes», afirma. Para muestra de esta imposibilidad de dar abasto, el siguiente testimonio:
Concilicación laboral y familiar en casa: «Una utopía»
Para Pilar, que se desempeña como profesora de arte, la reclusión está siendo dura: «La conciliación es una utopía porque cuando tienes un niño pequeño que necesita tu atención es muy difícil decirle que tienes que ponerte a trabajar y que no te moleste». «Es prácticamente imposible», confiesa. Revela además la situación de especial sensibilidad que vive su hija, de 3 años, que sufre la ausencia de sus amigos y la imposibilidad de ir al cole y al parque. «Nosotros hacíamos mucha vida fuera de casa. Y de repente la vida es extraña, rara y anormal», relata. «Quiere que esté todo el rato con ella y que juguemos a que yo sea su amiga», añade.
Con respecto al teletrabajo, asegura que es «difícilísimo» proseguir con la actividad habitual. «Yo, como siempre he sido autónoma y he trabajado en casa, de alguna manera es lo que ya hacía cuando era un bebé». «Básicamente se trata de trabajar cuando ella duerme. En el momento en que coge el sueño, que pueden ser las 10 o las 11, abres el ordenador y te pones a trabajar. El trabajo supone pérdida de horas de sueño. Por suerte todavía duerme siesta. Esa horita u hora y media de siesta la aprovechas y te pones a trabajar», cuenta Pilar.
La prioridad: la salud emocional
«Mi prioridad es la salud emocional de nuestra hija. Le dedico mucho tiempo, mucha atención. Hacemos actividades, dibujamos, pintamos, recortamos, nos imaginamos mundos». Así lo explica la profesora, que admite que el trabajo ha pasado a un segundo plano. «Ante una necesidad psicológica y emocional que consideras más importante, vas haciendo lo que puedes. Intentas salvar la papeleta porque hay que seguir viviendo y haciendo la compra. Pero desde que han estipulado el estado de alarma yo he perdido 2.000 euros», sigue ilustrando. «Hay un montón de curros que he tenido que cancelar porque con mi hija en casa no los puedo hacer. Como por ejemplo cursos telemáticos. No puedo dar conferencias de cuatro horas con un niño de tres años encima», revela.
Teletrabajo con niños, cosa de «malabares»
Otro caso es el de Olga, guionista y madre de un niño de cinco años. «Paciencia y litros de café», esa es su recomendación. «El único tiempo de verdad que vas a tener para currar es cuando duermen», asume. Según afirma, la forma de compaginar el trabajo con el cuidado de su hijo en estos momentos es «hacer malabares» y «aprovechar si ve una peli después de comer». «El tiempo del que disponer te da para mandar mails y poco más», confiesa Olga.
«No olvidemos que además de trabajar y estar con el peque hay que hacer la casa y la comida», sigue relatando. Y termina de describir su realidad actual: «Entre hacer ejercicio, la casa, los deberes, el tiempo de juego, las conexiones con la familia y cocinar yo acabo exhausta».
No podemos pretender acaparar todo el trabajo que se nos viene encima y hay que aceptar que durante el confinamiento deberemos priorizar las atenciones y obligaciones familiares. Sin embargo, una vez asimilado esto, sí podemos ponernos manos a la obra y adoptar una serie de recomendaciones para lidiar mejor con la situación. Tras consultar diversas fuentes y partiendo de nuestra propia experiencia con el teletrabajo, estos son nuestros nueve consejos básicos de organización en la casa para trabajar a distancia con niños:
-Establecer un horario fijo y un orden de tareas
Debemos hacerles entender a los escolares que no están de vacaciones, sino que el estudio continua desde casa. Y para ello es fundamental estar mentalizado. En este sentido, establecer un horario es imprescindible para que no se caiga en la procrastinación o en la falta de motivación. Asimismo, es necesario fijar unos objetivos en cuanto a tareas y el orden en que deben ser realizadas. La combinación de horario, planificación y organización en la casa nos permite seguir con nuestras obligaciones habituales sin despistarnos. Además, nos obliga a optimizar nuestro tiempo para alcanzar los objetivos planteados. Y esto no es muy distinto para el caso de los niños si tienen la edad suficiente.
-Habilitar un espacio de trabajo
Es prioritario destinar un espacio concreto para el teletrabajo. Los requisitos son la luminosidad, la calidez y la comodidad. El lugar elegido debe invitar a trabajar. Y del mismo modo que nosotros disponemos de un espacio personal de trabajo, los niños deben contar con el suyo propio para estudiar. Esta delimitación de espacios es importante para que los niños separen el juego del estudio. Además, esta distinción ayuda a que los niños entiendan que deben respetar el espacio de trabajo de sus padres e intentar no distraerles cuando están en su jornada laboral.
-Preparar con antelación los materiales y herramientas de trabajo
La disposición del material necesario para teletrabajar es fundamental para que no se produzcan interrupciones y ruidos innecesarios durante la jornada. Si antes de empezar se prepara todo lo que requerimos, se puede llevar a cabo el trabajo sin caer en la desconcentración de tener que ir a por algo que hemos olvidado, lo cual, además de hacernos perder el hilo, puede descentrar a quien tenemos al lado. Es una cuestión, una vez más, de responsabilidad, respeto y, sobre todo, planificación. En este caso, la planificación de prever todo lo que necesitamos para desempeñar nuestra jornada de trabajo. Se debe inculcar esta planificación en los niños para que entiendan el tiempo que pueden ahorrar si son cuidadosos y precavidos con este tipo de detalles.
-Propiciar un ambiente silencioso y relajado
El ambiente es clave para teletrabajar de forma óptima. Aunque cada persona tiene su propio ambiente idóneo, lo más adecuado suele ser crear un entorno tranquilo y sin elementos de distracción en el que reine el silencio. Si a alguien le perturba el silencio total se puede introducir un hilo musical de fondo. Lo recomendable es que sea música ambiental o clásica, para fomentar una atmósfera relajada, pero se puede optar otros géneros mientras la música no entorpezca la actividad que estamos realizando.
Establecer este clima de respeto mediante normas que todos deben cumplir es una buena manera de evitar caer en la charla. Si todos siguen las reglas, al que tenga la tentación de romperlas le costará más hacerlo. De la noche a la mañana es imposible que estos hábitos de respeto y silencio estén plenamente asimilados. Mucho menos en los niños. Pero estos los pondrán cada vez más en práctica cuanto más los fomenten los padres.
-Distribuir los descansos a lo largo de la jornada
Está demostrado que mantener una misma actividad durante varias horas disminuye nuestro rendimiento. En los niños funciona de la misma manera. Las pausas y descansos deben estar preestablecidos en el horario para evitar que se tomen a la ligera en cualquier momento. Pero, en todo caso, deben existir porque son muy recomendables para descargar nuestra mente de la tensión y recargar pilas. De este modo se resetea el cerebro y se retoma el trabajo con más ganas, mayor frescura y mayor rapidez mental.
No obstante, la duración de las pausas debe limitarse a lo estrictamente necesario para desconectar un poco y descansar. Es preferible efectuar más pausas pero breves que efectuar una sola interrupción larga. Los descansos pueden ser un buen momento, además, para resolver dudas que nos hayan surgido durante la jornada. La productividad aumenta cuanto más y mejor aprovechamos las horas hábiles que dedicamos al trabajo. Y para ello, saber cuándo parar es importante para volver a la carga al 100 %.
En los niños es difícil seguir a rajatabla estas pausas, pues les cuesta más mantener la concentración en una misma cosa durante el tiempo que se haya definido. Los descansos fijados admiten una evidente flexibilidad en el caso de los niños. Pero es conveniente que se intenten seguir las pausas de forma aproximada para que nuestro horario coincida y se ajuste con mayor o menor exactitud al del niño. Esto mejorará la organización en la casa de todos los miembros.
-Reparto de tareas domésticas
Si vives con tu pareja, el teletrabajo debería ser más sencillo. Pero la organización en la casa debe ser igualitaria y proporcional. Es necesario que cada uno asuma su parte del trabajo doméstico, así como las labores de cuidado de niños que le corresponden. En esta línea, lo aconsejable es que a lo largo de la jornada, si ambos progenitores tienen que teletrabajar, se turnen para ocuparse de las obligaciones de atención a los niños.
En caso de ser madre o padre solteros, será bastante más complicado, pero no por ello imposible. Nada cambia respecto a lo expuesto: lo ideal es, siempre que la edad y conocimiento del niño lo permita, enseñar al niño cuál es su parte de responsabilidad en lo que concierne al cuidado de la casa y las tareas del hogar.
La edad de los niños también juega un papel crucial. Desde pequeños hay que intentar involucrarles en las tareas y quehaceres de la casa. Cuanto más mayores sean, mayor responsabilidad se les debe asignar en dichas actividades domésticas. De este modo, mientras ellos ordenan su cuarto, limpian lo que han ensuciado o recogen lo que han utilizado, nosotros ganamos un tiempo valioso para seguir teletrabajando. Si el niño es pequeño, el abanico de cosas que puede hacer es muy limitado, pero es importante que este aspecto se trabaje desde muy temprana edad.
-Variedad de actividades complementarias
Si los niños tienen menos de seis años, es muy probable que no duren mucho tiempo concentrados en ninguna actividad que se les proponga. Por este motivo, es importante que cuenten con una diversidad de actividades dentro de casa. Si prevemos todos los estímulos que podemos ofrecerles, será más rápido el cambio de actividad y no perderemos tiempo pensando qué podemos hacer con ellos. La organización en la casa puede aplicarse incluso en la gestión del ocio. Aunque la improvisación siempre será una aliada para vivir momentos divertidos.
-Deporte en casa
Uno de los trucos que podemos utilizar para maximizar el tiempo que podemos dedicarle al teletrabajo es practicar ejercicio con los niños. Además de fomentar una vida saludable entre todos los miembros de la familia, el deporte exprime la energía de los niños y provoca que duerman más y mejor. De este modo podremos aprovechar mucho mejor sus descansos a lo largo del día para adelantar trabajo atrasado.
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