miércoles, 11 Dic, 2024

Joyeros de vocación, emprendedores de profesión

por | Feb 3, 2020 | Actualidad

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Vender joyas por internet siendo a la vez el artesano que las produce, el artista que las diseña, el comunicador que las difunde y el gestor que lleva el negocio. Es posible y hoy presentamos dos casos, uno en estado de madurez profesional y el otro en estado de desarrollo, de joyeros emprendedores que han sabido encontrar en internet una herramienta para dar a conocer sus colecciones y darles salida.

Cuando pensamos en el mundo de la joyería, demasiado a menudo nos vienen a la cabeza el imperio de las grandes marcas, la exclusividad y el elitismo de ciertas esferas o el glamour de las presentaciones de las piezas más caras y sofisticadas. En cualquier caso, más allá de lo accesible o no que es el mercado al cliente promedio, a veces se da por sentado que quienes se dedican a la joyería son especialistas bien situados que viven el sueño de diseñar, tanto si es para las masas como si es para esas élites de las que hablábamos.

¿Pero cómo es realmente  ganarse la vida como joyero hoy en día? Hoy os traemos dos testimonios de cómo arreglárselas para vivir de la profesión de diseñador de joyas artesanales de autor: el de un autónomo y el de una freelance que han iniciado en la aventura de vender joyas por internet. El primero hace joyas inspiradas en nuestro entorno físico más inmediato y la segunda tiene un estilo más ecléctico, pero ambos son ejemplos de cómo abrirse paso en el mundo de la joyería a través del canal online. 

Emprender en joyería

Rubén Morales es el creador de Vacía la Nevera, una tienda online en la que vende sus propias joyas. Es a la vez el que diseña las piezas y el artesano que las fabrica. Afirma que hacerse un hueco en el sector de la joyería es muy complicado por su hermetismo: «Parece que en el mundo de la joyería todo es un secreto. Cuesta que alguien del sector te aconseje, te diga dónde conseguir un material o comparta contigo sus proveedores».

Montó su tienda online de joyas hace cinco años, aunque empezó a vender joyas por internet en un portal de artesanos desde un poco antes. Fue en 2014 cuando, con la ayuda económica de un mecenas, pudo emprender el proyecto. Ahora lo autogestiona él mismo con la ayuda de una amiga, aunque, sin duda, subraya que el sector de la joyería es precario y cuesta mucho dedicarse profesionalmente a ello: «Hay que dedicar una gran inversión de dinero y tiempo para poderlo llevar a cabo». Según asegura, ser autónomo es «muy complicado» y en ocasiones «hay que hacer tantos números que puedes llegar a desesperarte»

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Rubén Morales, joyero creador de la marca Vacía la Nevera.

El segundo caso es el de Niru (Irene Sainz), que cuenta que comenzó estudiando la técnica y después se formó en el diseño. «Ambas cosas se complementan y necesitan la una de la otra para ser perfectas», señala la joyera, que sigue formándose al tiempo que realiza su trabajo como freelance. «Si tuviera que elegir, diría que diseñar es lo que más me hace disfrutar», indica.

La vocación es clave

Al igual que Rubén, considera que es muy difícil abrirse paso en la joyería. «Es un sector muy saturado y es casi imposible diseñar cosas innovadoras. También es complicado ser competente con los precios de las grandes marcas», ilustra la joven diseñadora de joyas. Sin embargo, destaca el factor vocacional: «Supongo que será tan difícil como cualquier emprendedor que quiera trabajar para sí mismo. Pero eso se compensa con hacer lo que a uno le gusta»

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Niru, joyera freelance.

«El sector de la joyería es poco estable, pero en países donde las necesidades básicas están cubiertas, como es nuestro caso, la joya es consumida. Aunque no es un producto de primera necesidad, todos tenemos joyas y las usamos a diario», apunta la diseñadora. Lo bonito de las joyas, sigue explicando, es «que llevan consigo un componente sentimental fuerte» por su asociación a recuerdos de personas y momentos. «Esa historia hace que nos olvidemos de la precariedad», confiesa.

Sea como sea, ambos coinciden en que cuesta poder abarcar todos los gastos, producir sin saber cuánto ganarán o si cubrirán todo. «Esto es algo que agobia. Pase lo que pase tendrás que pagar lo mismo cada mes. Y si el mes es bueno no importa, pero si es malo…», relata Niru, que empezó a vender joyas por internet hace unos años y cuenta ya con un considerable portafolio en redes como Instagram. 

Vender joyas por internet

El emprendimiento digital también se extiende al mundo de la joyería y estos dos diseñadores son la prueba. Para afrontar esta precariedad, ambos han acudido al ecommerce como solución. Al primero, vender joyas por internet le permite sostener su negocio; y a la segunda, autofinanciarse. Hace poco descubríamos la historia de Rocío Colmenar y su ecommerce de pendientes asequibles respaldados por un branding atractivo. En el caso de las obras de autor, vender joyas por internet se ha convertido también en una buena manera de rentabilizar la actividad. Mientras para Rubén constituye su medio de vida, a Niru de momento le sirve para pagarse los gastos que implica mantener el taller en el que sigue aprendiendo y perfeccionándose, además de pagar los materiales, el packaging o los proveedores.

Rubén asegura que a través de su ecommerce de joyas Vacía la Nevera está consiguiendo incrementar la venta de joyas cada vez más. Es un ejemplo de cómo emprender online y vender joyas por internet optimizando el alcance de los productos con los recursos disponibles.

Niru, además del boca a boca y las ferias, en las que expone su trabajo y consigue clientes fieles que le piden encargos, utiliza el portal de artesanos Etsy para vender y se apoya en las redes sociales para dar a conocer sus joyas y su marca. Respecto a si es un buen canal para vender bienes de lujo como las joyas, Niru lo corrobora: «La mayoría de mis ventas son online. Hoy en día la gente confía más y está más acostumbrada a comprar online. A la hora de vender joyas por internet, las dudas que te llegan de los clientes son más por tema de tallas».

El proceso creativo

¿Cómo busca un diseñador de joyas la inspiración? ¿Tiene un proceso creativo sistematizado? ¿Las ideas llegan inesperadamente? ¿Se trabaja por ensayo y error? Rubén Morales afirma que en su caso hay un poco de todas estas. «Primero me viene una idea de una pieza y luego veo si podría ampliar esa joya a una colección entera», explica. También analiza si tiene sentido y coherencia con la marca y si intuye «que va a disfrutar en grande con todo el proceso». «Mi fuente de inspiración está en la cocina, pero algunas veces he realizado colecciones cápsula donde desarrollo otro punto de vista también artístico», añade el emprendedor.

Para Niru, la inspiración está en todas partes. «Tengo piezas que han surgido por serendipia, como es el caso de la cerilla. Pero por lo general intento seguir un proceso creativo ordenado. Dibujo todas las ideas en mi libro de artista y cuando algunas son comunes empiezo a realizar colecciones», expone. Investiga además los antecedentes históricos para «ver qué está hecho ya». «Si no aporto nada nuevo al diseño, no lo hago», afirma.

También ha decidido tomar distancia para ganar en objetividad: «En mis primeras colecciones había un compotente sentimental familiar. Mi punto de partida eran sentimientos sobre personas queridas o experiencias vividas. En las nuevas intento separarme de eso, de ese modo acepto mejor las críticas».

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Anillo de cerilla de Niru Joyas.

Estilo y técnica

Casual, urbano, divertido, cómico y llamativo. Son algunas de las palabras que usa Rubén Morales para definir su propio estilo. Sus joyas son piezas icónicas que representan alimentos y objetos de uso cotidiano. ¿Y qué es lo que más le atrae de este tipo de piezas? «Lo cotidiano es un sentimiento. A mi modo de ver la vida, es lo más entrañable que hay. Desayunar unas tostadas, coger una pieza de fruta para guardarla en la mochila y salir al trabajo o a la escuela. Preparar una escapada rural y coger unas latas de sardinas y una barra de pan con familiares y amigos. En todas esas cotidianidades hay micromomentos que yo los traslado a la joyería y que, al ver mi trabajo, cada uno viaja por unos segundos a un recuerdo precioso».

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Ante la pregunta de si en el mundillo se le considera underground, el diseñador huye de pensar o cuestionarse las etiquetas: «Yo trabajo de manera libre haciendo lo que me gusta e intentando seguir mi propia línea de una manera coherente».

Para crear sus piezas utiliza técnicas como el modelado en cera, la microfusión o la impresión en 3D y, como partidario de las joyas artesanales exclusivas, no está a favor de hacer reproducciones, por lo que suele trabajar haciendo colecciones limitadas y atendiendo encargos únicos y personalizados. 

Los años definen tu propio estilo

«La gente que me conoce dice que soy muy figurativa», afirma Niru, que intenta salir de eso para «no moverse siempre en la zona de confort». «Tambien soy muy simétrica y en ocasiones geométrica. Pero soy muy loca y mis diseños son de muchos tipos», matiza. De momento, sigue buscando su propia identidad: «Dicen que con los años te vas definiendo con un estilo propio. Yo aún no lo he encontrado porque soy de las que todo me gusta».

Niru trabaja por tres vías, las cuales combina según las necesidades del diseño. Trabaja a mano, partiendo de hilos y planchas de metal, repujando, cincelando, grabando o forjando. También trabaja modelando en cera a mano y por fundición. Y por último utiliza el diseño por ordenador para las piezas que precisan ser más exactas y geométricas.

Aunque también realiza reproducciones de sus propios diseños, Niru pone en valor la creación de piezas únicas. «Hacer un molde de una pieza es sencillo y rápido, realizar un diseño son meses de esfuerzo y dedicación. Esto creo que es algo de lo que nos deberíamos concienciar»

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Calidad en joyería

¿Qué criterios definen la calidad en la joyería? Para Rubén, esto depende de cada persona, ya que no todos valoramos las mismas cosas. «Para mí la calidad está en el proceso de elaboración. No es lo mismo que lo fabrique una máquina que un artesano», afirma el joyero, que también le da un peso específico al tipo de materiales trabajados.

Niru coincide con Rubén: la técnica es lo que marca la diferencia.  «Lo mejor que me llevo de mi etapa como joyera es que la técnica, aparte de necesaria, abre todas las puertas del diseño. Un diseño sin técnica no vale nada. Creo que es importante que las cosas estén bien hechas para ser valoradas con objetividad. El gusto por las cosas es subjetivo, pero la técnica no»

A diferencia del creador de Vacía la Nevera, Niru considera que la calidad de la joya no reside en el material. «Cualquier material es óptimo y ofrece características diversas. Yo, como gemóloga, valoro una esmeralda natural y disfruto de sus cualidades cuando la meto en uno de mis diseños, pero un plástico del mismo color puede aportar significados diferentes a la pieza y eso me gusta», ilustra.

¿Qué es el lujo?

¿Qué distingue lo que es lujoso de lo que no? ¿El precio? ¿La exclusividad? ¿La complejidad de la elaboración? ¿El material? Para Rubén Morales el lujo es encontrar una joya con el sello de «hecho a mano en España» y que realmente sea hecho a mano en España. Aunque considera a sus joyas como «bienes» a secas, desea que la gente «las trate como un lujo». «Las hago una a una en mi taller y disfruto mucho de poder crearlas para cada persona que decide darse un capricho», apunta el emprendedor del negocio de joyería. «Partiendo de la base de que la joyería no es una necesidad básica, para mí el lujo es poder lucir una joya hecha a mano», recalca.

Niru tiene un concepto más sociocultural del lujo. «En la antigüedad las joyas eran un bien de lujo que definía la posición del portador. Hoy en día sigue siendo lo mismo. La joya define a la perfección al tipo de persona que la lleva». Y añade que para ella el lujo no es aquellos que «cuesta mucho», sino aquello que «vale mucho».

La visión sociocultural del lujo

Lujo, según el diccionario, es una exhibición o manifestación de riqueza. Bajo el punto de vista de Irene Sainz, cada uno percibimos el lujo de manera diferente y tenemos nuestra propia «escala del lujo». Sin embargo, algo consustancial a la percepción del lujo es la exclusividad: «Sentimos como lujo algo que nos ha costado conseguir y que por tanto lo guardamos y disfrutamos como si fuera un tesoro».

Del mismo modo que, en su opinión, el material no determina la calidad, tampoco determina el lujo de un objeto. «El oro es un metal maravilloso, agradecido para trabajar, precioso estéticamente. Pero no por eso vale más que otro material. Sí cuesta más, pero no vale más. Esto es una idea cultural a la que en España estamos muy arraigados, pero creo que con los años va cambiando», asegura la joyera freelance.

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El arte de la joyería

Ambos están de acuerdo en la visión de la joyería como una vertiente de la escultura pero en diminuto. Rubén lo expresa de forma concisa: «A mí me gusta decir que somos obreros del arte; artistas de la escultura que adorna el cuerpo». Y Niru lo amplía: «Las joyas son miniesculturas que sirven como vía de expresión. Así lo percibo yo. Y creo que aunque decir que soy artista es algo presuntuoso, soy las dos cosas, ya que de este modo veo a los joyeros con los que trabajo»

Próximos retos

Llegado el momento de evolucionar con sus obras, a Rubén le encantaría hacer joyería para el hogar o experimentar con la escultura. Y más a corto plazo, nos cuenta que en estos momentos está desarrollando la colección «Salado», de la que ya ha lanzado un avance. Esta colección viene del concepto «Mar» y con ella le gustaría «recordar que tenemos que cuidarlo y ser más responsables con el medio ambiente».

Por su parte, Niru quiere evolucionar hacia el diseño y la investigación, más que hacía la creación. «En cada pieza nueva experimento nuevas cosas. Nuevas técnicas, nuevos materiales, nuevas tipologías, nuevas fuentes de inspiración. La finalidad es encontrar un estilo propio que me defina y sea determinante para mi obra. Es decir, que se reconozca que estoy detrás de ella. Que mi pieza sea famosa. No yo, ella. Esta seria mi máxima«. Mientras tanto, confiesa, sigue fabricando piezas más comerciales, con las que disfruta menos pero le pagan las facturas.

Actualmente tiene dos colecciones abiertas que se «llevan a matar»«Se meten la una con la otra y yo pongo paz entre ellas, como si fuera una madre separando a dos hijas». «Pero yo las quiero porque las dos son mías y cada una tiene una parte bonita de mí», admite la artesana joyera, que cita al diseñador Bruce Mau: «Quiere a tus experimentos como si fueran un hijo feo».

Test relámpago

-¿Qué te gustaría conseguir en 2020?

Rubén: Mantener el espíritu de la marca y llegar cada vez a más personas.

Niru: Aprender. Disfrutar creando. Realizar las piezas que están en mi mente y en la de mis clientes y hacerles felices. Y, por supuesto, que se reconozca mi trabajo y ganar dinero para mantenerme.

-¿Te gustaría trabajar con una gran marca?

Rubén: Claro que sí, me encantaría colaborar con grandes marcas y diseñadores.

Niru: Emocionalmente diría que no, de manera práctica sí. Cuanto más comercial es la obra más exenta está del puro diseño. Las grandes marcas se dieron cuenta de esto hace años y el dinero es lo que mueve el mundo. Por ello optimizan gastos y se alejan del ideal de diseño.

-¿Tendencias en joyería para 2020?

Rubén: No estoy al tanto de las modas. Me gustaría que no hubiera ni una sola tendencia.

Niru: La tendencia, como en la ropa, la marca la moda. Y la moda la definen las grandes marcas. Las joyas son un complemento más. Lo que lleven las influencers de moda será lo que se llevará. Querer marcar tendencia ya es un nivel al que no pretendo llegar. Lo que sí busco es tener estilo, por eso que decía Coco Chanel de que la moda pasa y el estilo permanece.

-Una joya que te gustaría hacer en especial.

Rubén: Joyería para utensilios de cocina: cubertería, tazas, servilleteros…

Niru: Me encantaría crear piezas grandes, con tipologías atípicas. Piezas de pasarela. Piezas porque sí, sin importar si son comerciales o no.

-Una persona, famosa o no, a la que te gustaría hacerle una joya.

Rubén: Rafael Santandreu.

Niru: Me encantan Ángela Rozas Saiz y Pelayo Díaz. Me gustan por su estilo y su manera de jugar con las prendas. Creo que dar vida a alguna de sus ideas sería divertidísimo.

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