Cuando hablamos de ética nos referimos a los principios y valores que rigen nuestra forma de actuar y resolver los problemas del día a día. Nuestro concepto de lo que está bien o está mal, en función de lo cual tomaremos todas nuestras decisiones.
Un código ético se establece, al menos en teoría, con un único fin: buscar el bien común. Pero cuando se trata del ámbito empresarial, tendemos a creer que ética y negocio son términos antagónicos. Estamos acostumbrados a ver noticias sobre empresarios que cometen fraude, grandes compañías que destruyen el medio ambiente o que tienen intereses ocultos del todo ilegales. Hemos acabado equiparando el término empresario a alguien sin principios que busca enriquecerse a costa de lo que sea. Es por esto que cada vez se habla más de emprendedores que de empresarios, buscando un término sujeto a menos prejuicios.
Obviamente las cosas no son así, las empresas que no cometen fraudes no salen en la tele y son más, aunque nadie es perfecto. Lo que es cierto es que crear desde el principio tu propio código ético para el trabajo te proporcionará muchas ventajas.
Dilemas éticos en el trabajo
Seguramente ya has sufrido alguna de estas situaciones. Se trata de conflictos en los que debes tomar una decisión, y para los que deberías estar preparado con antelación:
- Conflictos de intereses: Imagina que un cliente te ha pedido que desarrolles una solución personalizada y quiere que sea exclusiva para él, pero otro cliente, te ofrece mucho dinero por tener lo mismo, ya que lo ha visto y le ha gustado. ¿Qué harías?
- Clientes cuya ética no compartes: Un autónomo vegano recibe un encargo para diseñar una web que promueve el consumo de carne. ¿Debe seguir adelante por el dinero?
- Clientes que se creen que saben más que tu, pero no: Un cliente insiste en que hagas las cosas de determinada manera, pero tu, que eres un profesional con experiencia, sabes que si lo haces como él dice el resultado no funcionará. ¿Haces lo que dice porque «el cliente siempre tiene razón»?
- Clientes que no pagan: ¿Cuál es tu postura? ¿Denuncias? ¿Lo publicas en redes?
- Opiniones sobre la competencia: Si te preguntan sobre tus competidores ¿qué dirás de ellos? ¿Aprovechas para dejar claro que no valen tanto como tu o que son carísimos?
- Sinceridad sobre tus subcontratados: En el caso de que tengas mucho trabajo, puede que necesites pedirle a otra persona que se ocupe de alguna parte de tu trabajo ¿Se lo comunicas al cliente? ¿O dices que el trabajo lo has hecho tu?
A todas estas situaciones, y muchas más igual de conflictivas, respondes siempre dependiendo de tus valores y principios. Pero estaría bien que fueras consciente de cuáles son, sobre todo si tienes trabajadores a tu cargo. En ese caso tendrás que dejar clara cuál será la ética de tu empresa y deberán seguirla todos.
Ética para el bien común
Tener un código ético implica tener unos principios que busquen el bien común y no sólo el de uno mismo. Si tenemos esto presente, será más fácil crear dicho código y tomar las decisiones correctas. Hay una serie de valores en los que deberíamos basar nuestra ética:
Responsabilidad
Somos responsables de nuestras acciones, eso significa que debemos admitir nuestros errores y aceptar las consecuencias. Nunca intentar evadirnos. En función de esto, si no queremos tener problemas, debemos pensar por adelantado en las consecuencias de las decisiones que vamos a tomar y pensar qué puede pasar más adelante, tanto a tu economía, como a ti o a otras personas.
Honestidad
Se trata de ser siempre sincero con los clientes y los compañeros de trabajo. Ser honrado, lo que significa no ceder a las malas tentaciones, y coherente con tu forma de pensar y sentir. Si eres honesto generarás confianza. Tus compañeros o empleados trabajarán más a gusto y los clientes se fiarán de ti.
Justicia
Buscar siempre el punto de equilibrio entre los derechos y los deberes de todos. Esto implica que todos deben cumplir con su trabajo, y que no hay favoritismos o «enchufes».
Respeto
Tratar siempre con respeto y educación a todo el mundo, incluso a ese cliente que no te paga. Cuidar las formas te situará por encima de quienes no lo hacen y además hará que los demás te respeten a ti. Además ten en cuenta que todos somo distintos y no sabes las circunstancias en las que viven los demás y que quizás expliquen su comportamiento.
Lealtad
Mantenernos fieles a quienes han colaborado con nosotros o a clientes antiguos. A veces sentimos por ejemplo la tentación de cambiar de proveedor porque nos hacen una oferta buenísima. Antes de decidirnos debemos pensar si merece la pena dejar a alguien con quien llevamos colaborando años, con quien tenemos confianza y que no nos ha dado razones para abandonarle.
Voluntad de servicio
Todos trabajamos para ganar dinero para vivir, pero si vamos un paso más allá y sentimos que lo que hacemos realmente es bueno para los demás la satisfacción es mucho mayor. Además nuestra imagen mejorará muchos puntos. Puedes destinar fondos a protectoras de animales o a ONGs si tu actividad no te permite desarrollar esa voluntad de servicio. Si por el contrario trabajas con otras personas o de cara al público, puedes simplemente acostumbrarte a preocuparte por ellos y ayudarles. Piensa lo bien que nos iría si todos hiciéramos esto.
Ventajas de tener un código ético
Trabajar teniendo como objetivo el bien común y aplicar los valores anteriores para crear un código ético coherente con nuestras creencias y principios, nos proporciona muchas ventajas:
- Tendremos las ideas claras y podremos encontrar soluciones más fácilmente a conflictos como los enumerados más arriba.
- Generaremos confianza en nuestros colaboradores, empleados y clientes. Si saben que tenemos las ideas claras y se basan en valores dirigidos al bien común se sentirán seguros trabajando con nosotros.
- Tendremos buena reputación, nuestra imagen hacia el exterior será mucho mejor.
- Mejorará la productividad de nuestros empleados, ya que saben que trabajan para el bien común y que están contribuyendo a él con su trabajo.
- Tus clientes te serán leales, y es más, hablarán de bien de ti, lo que te hará tener más clientes.
- Tu trabajo será de calidad, ya que si mantienes un buen código ético y te esfuerzas por cumplirlo darás un buen servicio.
Como ves, la ética está presente en tu día a día lo quieras o no. Está en cada decisión que tomas, en cada cosa que haces. Pero es importante ser conscientes de por qué hacemos lo que hacemos y decidimos lo que decidimos. A veces creemos que sólo estamos limitados por la ley, pero sabes que hay muchas cosas que son legales y que no son éticas. Dedica un tiempo a pensar qué es lo correcto para ti y para tu negocio y establece tus normas. Y recuerda: No le hagas a nadie lo que no quieras que te hagan a ti.
[Fotografía: Nathan Lemon en Unsplash]
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