Seguramente más de una vez has pensado que no estás a la altura de lo que se espera de ti profesionalmente. Temes que se den cuenta de que realmente no estás tan preparado como se supone, que hay cosas que no sabes hacer pero crees que deberías. Te sientes inseguro, un impostor.
Pues bien, NO LO ERES. Lo que te pasa es algo que un 70% de la población ha sentido alguna vez en nuestra vida. Se llama Síndrome del Impostor.
Este término lo acuñaron las psicólogas Suzanne Imes y Pauline Rose Clance en los años 70. Se define como la creencia en que no nos merecemos nuestro éxito profesional, aunque nuestros clientes estén encantados con nuestro trabajo. Pensamos que si hemos llegado donde hemos llegado ha sido por suerte y no por nuestra preparación o conocimientos. Esto nos lleva a sentirnos un fraude, impostores, y tememos que alguien nos descubra. Y de ahí al estrés o la depresión hay un paso.
Esta inseguridad en nosotros mismos que nos provoca el síndrome del impostor tiene por supuesto consecuencias negativas en nuestro trabajo:
- Remuneración: No nos atrevemos a subir nuestras tarifas porque pensamos que estaríamos robando al cliente. Eso es para los “profesionales de verdad”.
- Marketing: No nos vendemos bien, ya que en el fondo estamos convencidos de que lo que ofrecemos no tiene suficiente calidad.
- Procrastinación: el miedo a afrontar un encargo puede hacernos postergar el momento de empezar a hacerlo, lo que nos llevará a no presentarlo a tiempo o con la suficiente calidad por las prisas de última hora
¿Por qué surge el síndrome del impostor?
Aunque cualquiera puede llegar a sentirse un impostor, hay algunos desencadenantes según los expertos que nos afectan a los autónomos y freelancers:
- Presión externa: la presión familiar y social para triunfar en la vida puede hacer que al no alcanzar la meta que nos hemos impuesto, sintamos que hemos defraudado a nuestro entorno y por tanto a nosotros mismos.
- Trabajar como freelance: trabajar solo, sin compañeros y jefes que reconozcan tu trabajo, lo comenten o compensen.
- Altibajos en el volumen de trabajo: si de repente tienes menos trabajo o menos clientes, puedes llegar a pensar que lo de antes era por suerte y que ya nadie te va a contratar porque en realidad lo que haces no es bueno.
- Compararte con otros profesionales de tu campo: es normal que revises lo que hacen otros profesionales de tu competencia. A veces encontrarás cosas que hacen que tu no sabes hacer o en lasque no habías pensado. Esto puede llevarte a pensar que no estás a la altura.
El síndrome del impostor: tipos
La doctora Valerie Young ha clasificado a las personas que sufren el síndrome del impostor en cinco grupos ¿Te identificas con alguno?
1. El Perfeccionista
Los perfeccionistas se caracterizan por ponerse metas muy altas en su trabajo y suelen ser unos maníacos del control. Cómo quieren todo perfecto, no suelen delegar en nadie, se tienen que ocupar de todo ellos mismos porque no se fían. El problema es que lo perfecto no existe por lo que siempre están insatisfechos pensando que podrían haberlo hecho mejor.
2. Superman / Superwoman
Como piensan que la competencia es mejor que ellos, estas personas se esfuerzan al máximo para llegar a ser como ella. Así que trabajan duro, generalmente más horas de lo recomendable, incluso de noche. Cuando no trabajan están agobiados pensando en lo que tienen que hacer. Son los típicos workaholics.
3. El Genio
Creen que tienen que ser geniales en todo. Si tardan más de la cuenta en hacer algo o les resulta más complicado de lo que esperaban, se sienten defraudados con ellos mismos. Quieren hacerlo todo bien a la primera, y sin ayuda. Muchas veces se trata de gente que desde pequeño ha tenido buenas notas y le han dicho que era muy inteligente, y necesita cumplirlo.
4. El Solitario
Nunca pide ayuda porque cree que eso sería revelar que no sabe lo suficiente y que es un fraude. Si finalmente lo hace, lo viste con palabrería del tipo “el proyecto requiere…” en vez de decir que es él el que necesita algo. Sólo el hecho de pensar que debería pedir ayuda le ratifica como impostor ante sí mismo.
5. El Experto
Vigilan a su competencia para saber qué y cuántas cosas saben hacer. Piensa que no está tan preparado como ellos y está alerta para que nadie se de cuenta de su falta de experiencia o preparación. Es una persona que nunca se ve a la altura de las ofertas de trabajo que encuentra, que se pasa la vida haciendo cursos y estudiando para acercarse a la competencia, pero siempre cree que no es suficiente. Y si alguien le llama experto no se lo cree.
Cómo afrontar el síndrome del impostor
- Rodéate de gente que te apoye: tu familia, amigos, un mentor, otros profesionales por medio de una asociación profesional o networking… Gente que te escuche, y gente que te dé un feedback de tu trabajo para no contar sólo con tu dura autocrítica.
- No te compares con nadie: nadie es perfecto ni lo sabe todo. Además cada uno tiene su forma de hacer las cosas, crea la tuya y hazlo bien según tu criterio. No es mejor o peor que el de los demás, es único.
- Sal de tu zona de confort: cuando te pidan hacer algo nuevo, hazlo. A veces hablar en público o dar un taller sobre lo que haces asusta, pero suele dar más satisfacciones que disgustos y habrás ampliado tu experiencia. Ten en cuenta que si te lo piden es porque piensan que eres capaz de ello. Deja de pensar que les has engañado.
- Sé honesto contigo mismo: es verdad, hay cosas que no sabes y por tanto no puedes hacer. Delimita tu campo de acción y si te piden hacer algo para lo que REALMENTE no estás preparado, no lo hagas. Dí la verdad, que no entra dentro de tu campo de trabajo, y si puedes recomiéndales a otro profesional que sí lo haga. Quedarás genial.
- Céntrate en lo positivo: No hagas mucho caso a lo que puedan decir de ti en las redes sociales o en un email malintencionado. Fíjate más en todas las veces que te han agradecido tu trabajo y tu buen hacer. Puedes hacer una lista de las cosas que mejor haces, de tus mejores logros, y tenerla siempre presente.
- Recíclate: sigue aprendiendo, todo cambia rápidamente y está bien ponerse al día de vez en cuando. Si hay algún profesional al que admiras aprovecha para aprender de él si da un taller o un seminario.
Los expertos han descubierto que las personas más preparadas son más propensas a tener el síndrome del impostor. Cuanto más sabes de algo más consciente eres de lo que te falta por aprender. Recuérdalo la próxima vez que sientas que eres un fraude.
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